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viernes, 4 de abril de 2014

Si dejas salir tus miedos tendras mas espacio para vivir tus sueños


Recientemente leí una historia sobre una enfermera que atendía pacientes terminales, en resumen, le preguntaban a ella que cuales eran los 5 deseos más comunes que expresaban los pacientes antes de fallecer, cito:

1.- El deseo de haber vivido una vida fiel a los pensamientos de uno mismo y no de acuerdo a lo que otros esperaban de uno: Este es el lamento más común según la enfermera y tiene que ver con el mirar hacia atrás y ver que muchos sueños no se han cumplido por haber perdido el tiempo en hacer lo que otros querían y no lo que uno quiso. La mitad de las personas no cumplió ni la mitad de los sueños que alguna vez tuvo.

2.- No haber trabajado tan duro: El segundo lamento más común tiene que ver con uno de los factores que más daña los deseos de felicidad y complacencia del ser humano actualmente, el trabajo sin límites, gastar sin detenerse y no dejar espacios para la vida familia o para disfrutar de las cosas simples de la vida.

3.- Haber tenido el coraje necesario para haber podido expresar los sentimientos: Acá hay un fenómeno que tiene que ver con el siempre estar en paz con el resto de las personas en demerito de expresar los sentimientos. Esto a su vez produjo sentimientos de amargura y hasta depresión.

4.- Haber tenido más contacto los amigos: Muchas personas se dan cuenta del real valor de los amigos a solo semanas de morir. Mucho de ellos fueron quedando en el camino debido a la rutina que muchas veces aleja a las personas y a la hora de querer ubicarlas porque no queda tiempo.

Muchas veces hay problemas, conflictos hasta financieros entre los amigos que quedaron en el pasado, pero según la enfermera, la mayoría de las personas pasa por alto esto último y piensa más en dejar las cosas en orden y en paz.

5.- A muchos les hubiese gustado haber cultivado la felicidad en ellos mismos: Según la profesional, este lamento es muy común. Muchos se dan cuenta a días de encontrarse con la muerte que la felicidad es un camino que ellos mismo podrían haber elegido con decisiones que eran complicadas, pero que los habrían hecho tener una vida más plena.

Parto con la historia de la enfermera para entrar en mi propio texto: Tengo la fortuna  y la dicha de contar con muy buenos amigos y creo que mi caso es la excepción a la regla ya que alcanzo a cubrir ambas manos si me pusiera a contar a mis verdaderos amigos, pero el hecho es que uno de ellos, el famoso Negro, me envió un mensaje un día previo al evento del 70.3 en el que participé hace unos días, el cual cito una parte textualmente:

“……Hoy escuchaba una plática sobre el tiempo, que al parecer después de los 40´s ya no hay “primeras veces” de muchas cosas como en los 20´s o los 30´s, pero tú has “producido tu vida” has hecho que en los 40`s siga habiendo  primeras  veces que no necesito mencionar ahora, sólo voy a decirte que este Primer Ironman 70.3 será una fiesta……

Aunque por cuestiones del destino éste mensaje lo leí al día siguiente de haber participado y concluido el evento, me quedé reflexionando sobre él, especialmente por el tema de las primeras veces, pero desde luego que  para todo lo que experimentamos en la vida siempre hay una primera vez, la mayoría de mis primeras experiencias deportivas las he hecho en el cuarto nivel, en el cuarto piso, en el cuarto escalón o como gusten referirse a la etapa o edad cronológica de los cuarenta y tantos años, pero todas han partido de un sueño, de un deseo, como alguna vez dijo Martin Luther King en uno de sus famosos discursos: I have a dream..!!


Ahora bien, la historia de la enfermera y la del Negro encajan perfectamente en el tema de no quedarse con la ganas y hacer lo que uno quiere, no importa la edad, lo que importa es tener el sueño y trabajar en busca de esa felicidad, desde luego que es importantísimo tener auto control  de nuestra vida, de lo contrario no estaríamos eligiendo lo que realmente queremos y podemos caer en el supuesto de darle gusto a los demás como se menciona en el deseo más común del texto de la enfermera.

Si bien de chico veía las olimpiadas y en específico la prueba madre del atletismo, es decir, el maratón, no he de negar que cruzaba por mi mente en algún día correr uno pero observaba los cuerpos de los maratonistas y me decía que posiblemente mi físico no era el más apropiado para ésta disciplina, y ahí dejaba el asunto, lo curioso es que ese día llegó algunos varios años después, así fue mi primera vez en el maratón, sin cuerpo de maratonista pero con muchos deseos de hacerlo y terminarlo satisfactoriamente.

Creo que cuando hay un propósito de por medio, es decir, querer “SER”, nuestras creencias y pensamientos nos mueven esa voluntad para lograrlo, que es precisamente el “HACER”, hay que SER y HACER para TENER, de lo contrario, sería muy complicado lograr un sueño o un deseo si no se completa la fórmula.

¿Pero qué hay detrás de esta reflexión? Uy!  creo que mucho y la palabra mucho se queda corta, ¿Acaso es necesario estar al borde de la muerte para arrepentirse y lamentarse por haber dejado de hacer y decir cosas? ¿Y qué tal si nuestra hora de rendir cuentas nos llega de manera repentina? Zás!

Algunos días después, también reflexionaba con otra persona sobre las experiencias de vida y de lo que nos pueden dar y dejar como satisfacción, crecimiento y/o aprendizaje y que para ello primero  hay que arriesgarse y tomar la decisión de enfrentar el reto, dejar de “hacer” algo principalmente por la rutina, el tiempo, el miedo, etc.,  o mejor aún por lo que  mentalmente cada uno llevamos dentro. El final de la plática fue que si no te decides a “ser” y no vas más allá de tus pensamientos, paradigmas, límites, miedos, etc.,  nunca sabrás lo que eres capaz de “hacer” y de no arrepentirte al final de la jornada y lograr “tener” ese sentimiento de felicidad, bienestar o satisfacción esperado. Se dice fácil pero es complicado romper la inercia de afrontar los riesgos y los cambios de rutina y del qué hacer diario al que estamos acostumbrados.



En conclusión, lo único que nos  detiene a cambiar y “ser” es uno mismo, sobre todo porque no crecemos cuando las cosas son fáciles, si no cuando enfrentamos retos, así que hay que  arriesgarse, a no quedarnos con las ganas, no esperemos  a que sea demasiado tarde, ya sea nuestra primera vez o la quincuagésima vez, pero hagamos lo que nos llena, hagamos lo que nos gusta, hagamos  lo que nos haga felices.


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