1º Marzo, 2012
Al agua Patos!
Hoy,
después de un mes y medio de desfase, regresé a la alberca, el invierno quedó
atrás y mi mes sabático de descanso adicional también concluyó.
Un
día antes acudí a hacer el pago correspondiente y pude observar que los carriles
estaban en disposición de 25 metros, dije, bueno, será más tranquilo el
regreso, mis brazos y hombros deben estar
fuera de condición, así que una vez en casa y ante la penosa derrota de
la selección Mexica ante su similar de Colombia, opté por preparar mis cosas para
el retorno al agua y poder salir temprano por la mañana.
Desperté
en automático como de costumbre (no uso despertador), observé la hora en el
reloj del buró y eran exactamente las 5 AM, dije perfecto, tengo bastante
tiempo para llegar a las 6 a la alberca.
En un pestañar, ya estaba en el agua, una alberca pequeña, no era la olímpica,
ahí estaban algunos compañeros de nado al igual que Martha mi entrenadora, le
comenté sobre unos ejercicios que me habían sugerido para correr en el agua, y
pronto los comencé a practicar. En una ocasión que llegué a la orilla de la
alberca y tras un breve comentario con mi coach, observo que detrás de las
ventanas de cristal habían unas regaderas, para mi sorpresa dije, wow! Que instalaciones
tan Open Mind, una joven dama estaba duchándose
al natural, solo dije que buena onda y continué con mi entrenamiento.
Ya
casi al final, y consciente de que ya terminaba la clase, hice mi rutina de
afloje, era hora de salir de la alberca, así lo hice, abrí los ojos y el reloj
marcaba las 6 AM …..Chin !!! no puede ser, había tenido un entrenamiento de
ensueño!!
Me
levanté como resorte, no es mi costumbre quedarme dormido. Me apresuré,
finalmente a las 7 ya estaba en la alberca en versión real y para mi suerte,
los carriles estaban colocados en el curso largo, es decir, de 50 metros, me
dije, ahora sí, bienvenido al agua otra vez.
Ahí
estaban la mayoría de los compañeros de nado, Charly llegó casi al mismo tiempo
que yo, el buen Memo brilló por su ausencia, Martha no me esperaba, le di la
sorpresa, le dio mucho gusto verme, pero
le dio más risa cuando le platiqué que ya había tenido una hora de
entrenamiento de ensueño y de las regaderas estilo Tabares.
Inicié
el calentamiento, para los primeros 100 metros mi brazos apenas se estaban
acordando de lo que es bueno, sentía la pesadez de haber dejado el invierno sin
nadar, ni hablar, solo nadé 40 minutos, suficientes para salir con esa
sensación de músculos trabajados, tampoco debía exagerar ni abusar, a la noche
me espera el Dangerous Tour!
Esta
mañana, nuevamente fui feliz, volví al agua, divina agua que nos carga de
energía, recuerdo que mi papá solía decir: al agua patos!!
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