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jueves, 16 de febrero de 2012

DE VUELTA A LAS ANDADAS (MARZO 2008)

Marzo 2008.
DE VUELTA A LAS ANDADAS.


 

En esta semana santa cumpliré precisamente 11 años que tomé la asertiva  decisión de abandonar a la Ciudad de México como mi natal lugar de residencia, para buscar nuevos rumbos y nuevas opciones por lo que además de un par de maletas con la ropa metí al carro otros accesorios de primera necesidad como mi estéreo, TV, y desde luego mi bicicleta; el destino era a través de la tristemente célebre autopista del sol al paradisíaco puerto de Acapulco de Juárez, lugar donde me había empleado desde la gran Tenochtitlán.

Habiendo practicado felizmente la delicia de montar una bicicleta de montaña por diversos senderos entre bosques, ríos y diversidad de espectaculares parajes que se ubican alrededor de la gran metrópoli, debía buscar los nuevos retos que el puerto esconde en lo más recóndito de sus montañas.

Todo inició con una bicicleta genérica que adquirí por las calles de San Pablo, en el meritito centro de la ciudad de México, lugar donde se encuentran un gran número de tiendas de refacciones y bicicletas, pues en México, basta recorrer  dos ó tres calles para buscar algo en especial, pues todo esta organizado para que el comprador no ande buscando por los cuatro puntos cardinales de la urbe más grande del mundo, me explico: Si quieres comprar por ejemplo lámparas o material eléctrico, te vas a la calle de Victoria y a lo largo de esta podrás encontrar infinitas opciones de calidades y precios, si busca un buen casimir, te vas a la calle de Isabel la Católica ó bien si buscas un libro, recorres la calle de Fco. I Madero donde están el grueso de las librerías,  y ya que lo conseguiste, puedes hacer una escala técnica en “La Ópera” y tomarte una cerveza bien fría en la barra y admirar la belleza del tallado de la madera sin olvidar el ojal que dicen los de ahí, hizo mi General Pancho Villa en el techo al detonar su arma en una de sus visitas, pero si inicias desde el eje Central hacia a la plaza de la Constitución, puedes parar en “La Puerta del Sol” y pedir una “Hierbabuena” machacada a mano, con jarabe, limón, vodka, un poco de Vermouth rojo y unas dos o tres gotas de Fernet, muy fresca sobre todo si andas medio credo, en fin, si buscas una bicicleta o refacciones, te vas a las calles de San Pablo, barrio bravo y también de ofertas para los placeres carnales.

Bueno, pues ésta bicicleta la compré con la técnica del ojo, es decir, la que más le agrado a mis pupilas, cromada, rodada 26 como debe ser (ahora se están poniendo de moda las rodada 29), y llantas con buenos tacos para no errar en la tracción y puro acero, es decir, bien maciza….

Mis primeras incursiones en el ciclismo de montaña fueron al Desierto de los Leones, rumbo a la carretera a Toluca, lugar donde había escuchado que existían  senderos para los gustosos de éste deporte extremo, incluso, se decía que el Dr. Zedillo,  acudía a este lugar en su calidad de Preciso de la nación a pedalear con todo y guardias del Estado Mayor, yo por el contrario, inicié solo con mi soledad, bueno ni tan solo, porque varias veces me acompañó mi fiel escudero “Hooker” un precioso labrador negro, y fue hasta entonces cuando me di cuenta de muchas cosas, pues como dicen los psicólogos sobre el proceso de aprendizaje, era un Incompetente Inconsciente pues ni tenia la condición física necesaria y las habilidades que ésta demanda ni sabia de las bondades y beneficios de una buena bicicleta de montaña.

Eventualmente comencé a ir a pedalear con mi cuñado, con algunos ex compañeros de labor y luego convencí al enano ( Freddy para los cuates) de comprarse una bicicleta, como siempre hay una primera vez, el Enano se compró una “Turbo” azul ciclamino, así es, en San Pablo, que tiempo después cambiara por una Cannondale, en fin, fue un ex compañero del banco donde laboraba que compró una segunda bici más galletona desde luego, y me dijo, te vendo la mía,……mmhhh, déjame probarla le conteste como argumento de objeción pues no tenía planes de cambiar la mía, cromada y pesada para aguantar los fuertes golpes de las rocas en los senderos,  creo que cuando le dije eso, el pensó para sus adentros, ya cayó. Acordamos que el siguiente fin de semana se llevaría las dos bicicletas y yo dejaría la mía en casa para la mentada prueba.

Llegamos puntuales a la cita en el Desierto de los leones, bajamos las cletas del carro e iniciamos la marcha cuesta arriba, yo venía pensando si era mi imaginación o que no me había aplicado unos quiebres la noche anterior, pero la sentía  sumamente ligera, al momento de llegar las fuertes pendientes de ascenso, bastaba un clic en la palanca de cambios para que la cadena brincara al siguiente engrane sin chistar, con la mía debía ejercer suficiente fuerza y con varios tronidos por el esfuerzo de la cadena en tensión por la subida para que por fin cambiara de velocidad y mantener el ajuste centrado. Creo que no habíamos recorrido más de dos kilómetros cuando ya estábamos negociando el precio.

Se trataba de una bicicleta, nada profesional pero si con muchas ventajas, era una Haro Vector 4, con cuadro de CroMo, grupo de frenos y cambios Shimano Alivio, rines de aluminio, frenos en V, etc., etc. Suficiente para mi para aventar a la basura a la diosa cromada.  De ahí para adelante, no deje de montarla, incluso, le compré una Horquilla  con suspensión, eso sí, era Rock Shox.

Por aquellas épocas, “El Pato” de Alba, era vecino, y todos los fines de semana sacaba su bici Huffy para pasear con sus hijas y siempre le decía Patito: ¿cuando vamos al desierto de lo Leones? Y así durante varios meses hasta que por fin, la terquedad de un servidor y/o la pena de siempre negarse finalmente cumplieron su cometido, aceptó y dijo, sale vamos el próximo fin.

Al regreso, los comentarios del Pato se resumieron a Íngao!! Como no  te había hecho caso desde antes, y la verdad, el que prueba, repite, a pesar que siempre la primera vez no es tan agradable como uno quisiera.

En las fechas siguientes, al grupo continuó adhiriéndose uno que otro, entre ellos, el Toby de Alba, es correcto, hermano del Pato,  alguna ocasión concurrió con debut y despedida mi hermano Willy y Mauricio “el Suizo” Asali allá por las tierras del Edo. MEX.  En Condado de Sayavedra,  al final, no fallábamos Freddy, el Pato con su bici de “Il. Postino” (apodo ganado a pulso por la película del mismo titulo que entonces estaba en cartelera),  el Tobi y un servidor, por cierto, el Toby era el mas ruco pero el de mejor condición.

En esa zona nos aventuramos varias veces por rutas en las que nunca habíamos pasado, el GPS que era de procedencia militar solo se utilizaba en la aviación comercial, así que eso simplemente era hablar como de algo del futuro. La aventura y la ancestral brújula nos permitió conocer nuevas rutas, parajes solitarios pero al final, todos los caminos llegan a Roma y estas rutas se interconectaban unas con otras, cruzábamos ríos cuando el cause lo permitía, descendíamos a toda velocidad por valles y senderos estrechos, subíamos pendientes verdaderamente empinadas, a una de ellas la bautizamos como la rompe corazones pues al llegar a la cima, sentíamos que el corazón se nos quería salir del pecho, en fin, recorríamos 25 o más kilómetros estilo cross country, pura felicidad.  La mayoría de estos caminos eran dosis de oxígeno puro con aroma a pino y tierra mojada, una delicia para el gusto del olfato y los pulmones, sobre todo cuando el resto del tiempo lo vivías revisando los índices  de los puntos IMECAS.

Pues bien, toda esta felicidad esto se acabó cuando llegué al puerto de Acapulco, a pesar de que la bahía está rodeada de cerros, nunca quise a aventurarme solo más allá del otro lado del embudo de montañas que conforman al puerto,  yo vivía en la parte alta de Caleta, y mis incursiones nunca llegaron mas allá de la quebrada, así que recorría  este camino entre turistas y Acapulqueños en la barra más larga que hay, pues al ocaso del sol, todo mundo se encuentra echando chela en esta zona conocida como Sinfonías del Mar para presenciar este hermoso espectáculo de la madre naturaleza y uno que otro chapuzón de los temerarios clavadistas de la quebrada, hay que reconocer que unos que otros asistentes a esta zona aprovechaban la oscuridad y se les veía en pleno faisán.

Bueno, de ahí para el real, la vida continuó su curso, crecí más (a lo ancho), me casé y me multipliqué, cambie varias veces de ciudad, etc., etc., en fin, tantas cosas que pueden suceder en 11 años, pero nunca,  en serio, nunca dejé de pensar en cuando volvería a pegarle a la bici de montaña. Llevo casi 7 años en Monterrey, conocida también como la ciudad detrás de las montañas y fue apenas el año pasado que comencé a tomar más en serio la posibilidad de adquirir nuevamente éste fabuloso hábito de andar en bici, solo que tenía que contemplar la idea, de que además de la edad, contaba con  por lo menos con 15 kilos más de lastre.

Me di a la tarea de iniciar con un programa de acondicionamiento físico antes de pensar en la compra de una nueva bici, las que tenía (en Cuernavaca compré una de doble suspensión pero nunca la usé), se las había vendido en una verdadera ganga al Géras de Alba para que se paseara con la familia por el malecón jarocho,  así que regularmente, comencé por salir a caminar por las mañanas y trotar un poco, y al decir poco me refiero a que no llegaba ni a los 4 minutos de trote realmente ligero, mi condición estaba realmente de la fregada pero le seguí, así hasta que llegó el invierno y pues no me quedó otra que subirme a la bici estática y en la caminadora eléctrica haciendo una combinación de ambas.

Al inicio de este 2008 le puse fecha límite y me propuse que para antes de semana santa debía tener mi nueva bici, la condición física actual no es la mejor de todas, pero creo que es suficiente para no abandonar la idea al segundo pedalazo ni poner en riesgo mi bomba del fluido hemático, por cierto, también me hice análisis de colesterol y triglicéridos de los cuales les di parte hace unas semanas.

Las calles de San Pablo ya no estaban dentro de la opción de compra, así que había que utilizar la tecnología tan común en estas épocas y comenzar la búsqueda del nuevo velocípedo. Revisé varias páginas de los principales y más reconocidos productores de éstos vehículos. Luego, fijé el presupuesto, ubiqué la tienda y finalmente  le puse punto final a la compra.

Ese día llegó ayer sábado, con una semana de retraso sobre lo planeado, pues no contaba con que la tienda estaba cerrada los domingos. Salimos a las 6 AM pa´l otro lado y algunos vecinos seguían de trasnochados jugando en su cochera, esta vez cubilete y despertando a los demás vecinos al golpear el vaso sobre la mesa, según comentaron después algunos que sufrieron de insomnio, así que habrá que cambiarles los hábitos a esto pelados o mínimo, esconderles el cubilete, al fin las cartas no hacen ruido, solo las fichas cuando llega el momento del  All in.

 Creo que mis retoños estaban más emocionados con la cuestión de la compra de la bicicleta, tanto así que a uno se le ocurrió decirle al tendero al momento que se acercó “mi papá va a comprar una bicicleta” mandándome a la ruina con cualquier posible negociación de descuento ó equipo adicional que pudiera yo solicitarles.

La elección no fue difícil, pues ya traía en mente ciertos modelos y marcas aunque los precios si difieren de los mostrados en la súper carretera de la información a los etiquetados directamente en la tienda. Debo reconocer que me sentía como en agencia de autos, el trato fue bueno y el vendedor amable, incluso me ofreció prueba de manejo,  le di una vuelta por el parking lot y le dije, ok, pónmela para llevar y dame el mayor descuento que tengas como buen Mexican Curios pues el regateo es obligado ante cualquier compra. El cuate me ofreció ponerle “liners”, le contesté, no los conozco, hace diez años no  se usaban, resulta que son unas bandas planas que se ponen entre la llanta y la cámara para evitar pinchaduras……pregunta obligada ¿how much? $19.90 ah k-brown le contesté,  ¿acaso viene con todo y llantas? , se limito a contestar con una sonrisa, ta güeno, pónselas… ¿Dónde tienes las computadoras? Acá en el mostrador, las vi como menú de Restaurante de lujo, de derecha a izquierda…quiero ésta, la más decorosa de precio,  ok Sir,  tengo esta otra que el cable es de uso rudo, es especial para bici de montaña, y también está ésta que es wireless…. no gracias, ponle la ruda. Algo más? Si, la cuenta por favor, No Sir, me refiero a algún otro accesorio, todo lo que usted adquiera se lo  instalamos for free,  útaaa! ¡Que ganga!!! Por ahí hubieras empezado…. Acorde pasar más tarde por la bici mientras  le bajaban la máquina, transmisión y suspensión para instalarle los “liners” y la computadora de viaje, así que me lancé al Wal-Mart por el porta bicis.

Preocupado por no levantarle sospechas a mis amigos del SAT, opté por no hacer uso del porta bicicletas que acababa de adquirir así que me di a la tarea de quitarle las llantas a la burra y la metí a la cajuela. Las probabilidades de la luz verde son de 7 en 10 aproximadamente, pasé los dos semáforos con luz ecológica.  Ya fregué, me dije a mi mismo después de la segunda garita. Después investigué y es un artículo que no causa arancel.

Llegamos a MTY por ahí de las 19:30 horas, y como niño con juguete nuevo, armé el porta bicis y de inmediato se lo monté a la cajuela del carro, ahueve tenía que estrenar a la mañana siguiente. Me metí a dormir como niño en la víspera de Navidad para que la noche pasara rápido y al día siguiente correr al pino a buscar los regalos de santa. Yo corrí a los pinos, pero de Chipinque.

Me levanté a las 6:00 AM, esta vez no había vecinos escandalizando,  me bañé, me puse el disfraz de ciclista, y a las 7:00 AM ya estaba en el Súper 7 más próximo, agarré un Gatorade de litro, me serví un café americano para activar el puerco (muchos corredores toman café por que dicen que la cafeína les proporciona energía adicional, aunque según los estudios, la cafeína es un vaso constrictor y cuando corres o te ejercitas, el cuerpo hace lo contrario, expande las arterias para que la sangre pueda fluir mejor e incrementar el intercambio de oxígeno, sin embargo, esos estudios han concluido en que los deportistas que ingieren su pequeña dosis de cafeína previo al ejercicio han tenido significativamente mejor rendimiento), puerco? perdón quise decir el cuerpo, pagué   y listo, salí rumbo al parque ecológico de Chipinque.  

Pasé cada tope con sumo cuidado para que no se lastimara la bici ni el carro, al comenzar el descenso de la loma larga para entrar a Gómez Morín, delante de mi, reata!!! Tómala barbón, chocó una huerca no tan huerca con su creo León SEAT contra el muro de contención dando trompos, me paré a un lado, le pregunté desde mi carro (de wey me bajaba por aquello de los despistados saliendo de la curva y en bajada) ¿Cómo estas? Para mi suerte no me contesto  ¿pues qué no ves wey?!!, se acercaron otras persona a auxiliarla, estaba bien pero medio atolondrada, yo seguí mi camino pensando: por cuestión de segundos y me hubiera llevado la fregada con todo y bici.

Llegué a la caseta de la entrada al parque de Chipinque:
 ¿Cuánto es? Le pregunté al Oso Yogui en modalidad de Cajero,
 ¿Tienes placa de la bicicleta?, No soy primerizo…
Ok., estaciónate ahí, tienes que pagar $120 de la placa y llenar un formato.
Listo, por esta vez, el carro no paga, la próxima son $30 del estacionamiento, la placa de la bici es por un año.
¿Dónde están los senderos para bici?
Aquí adelante está el estacionamiento y a 80 metros esta la entrada del primero, ahí le puedes preguntar al guarda bosques por los demás.
10 – 4, gracias, contesté.

Arranqué y adelante del estacionamiento divisé una camioneta con bicis y tres batos preparándose para la aventura, por aquí es pensé, es como cuando ves un puesto de comida con bastante gente y dices han de estar buenos estos tacos, ésta técnica no falla; me estacioné junto a la camioneta, y uno de ellos buena onda la hizo de viene viene porque habían unas piedras a manera de muro de contención contra el precipicio.

Me baje del carro, bajé la bici, guarde el porta bicis y poniéndome el casco me acerqué con los que estaban poniendo a punto la presión de las llantas:

Que tal buenos días, la neta, soy nuevo, es la primera vez que vengo aquí, ¿Qué ruta me sugieren?
Me contesto en friega uno de ellos, pues, si es tu primera vez dale por la carretera…… ¿Queeeeé? Me dije para mis adentros, mi primera vez y por la carretera, no jales….
Bueno, es la primera vez que vengo a Chipinque pero ya tengo cierta experiencia, solo que hace como 10 años que no le doy a la montaña.
Nosotros vamos a agarrar la brecha del Chile, está mas o menos, ¿no se que tanta condición tengas?
Pues leve, aún no soy maratonista pero alguna ruta tranquila si la aguanto…
Esta ruta (la del chile) es de 3.5 Km y la recorremos en 45 minutos, por la carretera son 7.5 Km pero no está tan empinada….
De inmediato saqué conclusiones sobre las experiencias pasadas, dije 3.5 Km contra los 25 que recorríamos, mmhhh, esta bien, 45 minutos, si la hago, a fuerza que sí.
Sale esta bien,  ¿no hay bronca si me les pego?, total, si esta cañón me regreso..
No te puedes regresar, es en un solo sentido porque es un camino estrecho, pero como quieras,  no hay bronca.
Otro de ellos me contesto: nosotros venimos a disfrutar, no te creas, también nos paramos a descansar y ahí nos la llevamos tranquila, venimos a pasarla bien, a disfrutar.
No, pues ya esta, yo los sigo por que no traigo GPS, contesté.

Listo!  Dijo Rubén, en nombre sea de Dios, se persigno y le dimos rumbo a la brecha, a la entrada nos detuvimos y comentó Carlos, vamos a darle un kilómetro por la carretera para calentar y no entrarle fríos, la vez pasada así lo hicimos y nos fue mejor, ya está,  confirmaron los demás; para cuando llegamos al punto donde daríamos vuelta para regresar a la brecha, ya me habían sacado como 40 metros.

Saben que, les dije, creo que mejor le sigo por la carretera, si aquí ya me sacaron ventaja, allá voy a dar pena…
No hay bronca, como tu te sientas; si gracias, le voy a dar por aquí.

Siempre es importante atender a las recomendaciones de los que saben, y en este caso, yo no sabía nada de Chipinque, si me preguntas de las rutas que conozco les puedo dar santo y seña, pero cuando no sabes, es mejor preguntar y aceptar las recomendaciones.

Nos despedimos, no sin antes que Alejandro me dijera, tienes muy bajo el asiento, súbelo a la altura de tu cintura para que no te duelan las rodillas, sale, gracias por el tip, en lo personal yo sabía que con tener la pierna extendida en la parte mas baja del pedal era suficiente pero, en realidad, sentí mejor la posición.

También me dijo, si quieres anotar mi celular, nosotros normalmente nos hablamos los viernes para ponernos de acuerdo por si quieres pegarte, desde luego que sí, repliqué,  saque el Nextel y grabé su número. Esto es lo fregón de la raza que le pega al ciclismo de montaña, es alivianada, pero ellos tres se portaron a toda madre con un servidor. Así era nuestra convivencia en México, nos apoyábamos cuando se nos atoraba algo como una pinchadura, se desajustaban los cambios, etc., no solo entre los que íbamos juntos si no también con los que nos encontrábamos en el camino. Esta es la camaradería que se da en este deporte.

Continué pedaleando ya solo, la subida es de ligera a moderada pero constante, me la lleve entre la 1ª y 2ª velocidad, ocasionalmente la 3ª pero sin dejar de pedalear, curva tras curva, no le veía el fin, había gente caminando, otros corriendo y un tanto más pedaleando.  Cuando la computadora registró por ahí del kilómetro 5 tuve que hacer una parada para alivianar las piernas y echar unos tragos de la bebida re-hidratante que llevaba, reinicié casi sin descansar, hice otra pequeña escala adelante de un lugar llamado Canoas, otros cuantos tragos y síguele papá, ya estaba muy cerca de la cumbre. Por fin y después de un poco mas de una hora de camino desde abajo llegué a la meseta y me encontré con otra ruta para bicis, el letrero marcaba 2.8 kilómetros, descansé como 3 minutos, me eche otros buches de agua y dije, ya estoy aquí y esto es lo que quería, tierra y piedras en lugar de pavimento. Le pregunté a otro k-ón, ¿Qué onda? ¿Es un circuito ó le puedes dar de ida y vuelta? Medio petulante el bato me contesto que de doble sentido, dije, por eso viene solo el k-on, medio mamilón, éste no cuadra con la raza bicicletera.

Puse la bici al otro lado de la cadena para que no pasen los carros e inicié la pedaleada, el camino era medio plano, eso sí, rodeado de pinos y de un precipicio sin olvidar las piedras que se asomaban una tras otra en el camino amplio, pero no se si era lo emocionado que estaba pero se me acabo el camino muy rápido, ya había recorrido los 2.8 KMS que marcaba el letrero, me detuve en una conjunción de brechas y dije, ¿y ahora pá donde?, empezaron a llegar otros monos en bici, ya había uno , luego llegó otro y así, era como un grupo de 6, en eso que llega el que me encontré en la entrada, dije, ya valió, en eso me pasaron dos chavales que iban con su papá y no se detuvieron, siguieron una bajada que metros adelante se convertía nuevamente en subida, pensé, pues por ahí es, así que le di otra vez, más adelante los alcancé donde iniciaba una subida más perrona, se habían detenido a descansar, me puse a platicar con ellos y continuamos, pero unos cuantos metros, nos bajamos de las bicis y le seguimos caminando.

Le pregunté al Padre de familia cuarentón ya pegado al cincuentón y con unos buenos kilos encima, no recuerdo su nombre pero también muy buen tipo, ¿que tanto más larga era la ruta?, me contestó, no,  no es mucho…..pero llega hasta “El Pinal”, de ahí ves el cerro de la silla al mismo nivel, dije que??? Pero aquí adelante hay un lugar con una vista muy fregona,  le descansamos un rato y luego le seguimos. Pues sí, llegamos a ese lugar echando el bofe,  descansamos un rato y me dice el amigo, ya me recuperé vamos a seguirle, ya falta muy poco, yo sinceramente ya sentía las piernas como que querían salir de ahí por piernas precisamente, le conteste,  sabes que? Yo paso, yo ya voy para atrás, vengo desde la caseta y ya estoy como que me quiere cargar el payaso….No manches!!! Vienes desde la caseta? No, no, no, estás cañón, yo pensé que venías de la meseta como nosotros, mis respetos para ti. Gracias pero yo paso sin ver,  ya voy pa´tras, ¿quieres agua? me pregunto, pues… aquí traigo las últimas báchas de gatorade le contesté..…mi´jo dale una botella de agua a Raúl, abrieron un back pack, traían agua como para toda la semana.

Nos despedimos, y quedamos de vernos para la otra, tomé unos cuantos tragos de agua y dije, ahora sí, a disfrutar de la recompensa de la subida, del premio al esfuerzo, del sabor de haber llegado al objetivo, ajuste la suspensión para que estuviera un poco más adecuada al descenso, no muy rígida y dije, ahora sí, que diosito me agarre confesado. Después de 11 años estaba listo nuevamente, ahí mismo en Chipinque, preparado para iniciar uno de los más gratificantes, estimulantes y emocionantes momentos que pueden haber en este mundo, sentir la adrenalina,  la tensión de todos los músculos en el cuerpo, la velocidad, las llantas derrapando al llegar al final de las rectas para tomar las curvas casi de 180 grados, sortear las piedras para no caer al precipicio, sentir el aire fresco en la ropa mojada por el sudor producto de la esforzada subida …….creo que no hay palabras para describir la emoción que dan éstas bajadas, quien lo ha hecho sabe a lo que me refiero.

En menos de lo que canta un gallo, me encontraba nuevamente en la intersección de los caminos donde decía yo ¿y ahora para donde? Me eche otros buches de agua, pues con tanta emoción se reseca la boca, pero aún faltaba 2.8 Km. para llegar a la carretera. Inicié con el siguiente tramo, después de una subida regular, sentía que los músculos de las piernas no daban para más, luego otro tramo de bajada, volví a pedalear y sentía que era inminente el calambre en ambas piernas, pues  aunque es bajada, no vas sentado porque la bici va rebotando por las piedras y la tensión es en ambas extremidades, superiores e inferiores, dicen por ahí No Pain, No Gain, creo que yo me excedí mucho en el Pain, pero el Gain cobró su factura y fue en Euros; en las zonas planas pedaleaba leve para aflojar los músculos, así hasta que la emoción se terminó cuando llegué a la meseta, pero faltaba el postre, la parte final: 7.5 KMS de caída libre, bueno, era momento de probar nuevamente los frenos y bajar por la carretera pavimentada, se agarra más velocidad pero la emoción ya no es la misma. La computadora registró como velocidad máxima 48.5 Km/hr, y eso que ni le pedalee.

Por fin llegué hasta donde había dejado el carro, me baje de la bici y di gracias porque no había pasado nada grave, el dolor de los muslos era insoportable, hice unos cuantos estiramientos, un poco de masaje, subí la bici al carro y me reporte a la central, ya tenía dos llamadas perdidas, eran las 11 AM, más de 3 horas de intensa emoción y sufrimiento y 24 kilómetros recorridos.

Aunque no lo crean, tenía temor de sufrir un calambre manejando de regreso y estar expuesto a la posibilidad de un accidente, afortunadamente nada pasó, le subí al volumen del radio escuchando canciones de los 90´s que estaban transmitiendo, y acordándome cuando regresábamos a casa hace 11 años,  creo que era más la felicidad de haber logrado algo que venía postergando por diferentes motivos que el recuerdo mismo, pero muy contento y satisfecho de haberlo cumplido, solo me tarde 11 años, pero como dicen, más vale tarde que nunca, ¿y saben que?, de mi artritis ni me acordé.

Si Dios quiere y mi biela me lo permite, el próximo domingo, ahí estaré pasando lista. Espero ver algún día a todos los que hayan llegado hasta el final de éstas líneas  por allá en la montaña para compartir estos fabulosos momentos. Por lo pronto, Jaime ya desempolvó su bici y Carlitos y Juan Ramón están más que apuntados, ojalá se sumen más a esta soberbia experiencia. A mis hijos jijos  es hora de enseñarles a andar sin ruedas auxiliares, pero por lo pronto, ya volví a las “andadas”.

Hasta la próxima!!

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